La estatua de los Pérez
>
>
>
> Estaba una mujer con su amante
> y de repente oye que el marido abre la puerta.
>
> - ¡Date prisa! - le dice al tipo - ¡Quédate de pie en la esquina!
>
> Rápidamente le frota aceite de bebé por todo el cuerpo y luego le espolvorea
> con polvos de talco.
>
> - No te muevas hasta que te lo diga - le susurra ella -, simula que eres una
> estatua.
>
> - ¿Qué es esto, querida? - le pregunta el marido al entrar.
>
> - ¡Oh, sólo una estatua! - responde ella con naturalidad-. Los Pérez compraron
> una para su dormitorio, me gustó tanto que compré una para nosotros también.
>
> No se habló más sobre la estatua, ni siquiera por la noche cuando se metieron
> en la cama. A las dos de la madrugada, el marido se levanta, va a la cocina y
> vuelve con un sandwich y un vaso de leche.
>
> - Toma - le dice a la 'estatua'-, come algo. Yo me estuve como un
> idiota durante tres días en el dormitorio de los Pérez y nadie me ofreció ni
> siquiera un vaso de agua.